miércoles, 19 de junio de 2013
martes, 18 de junio de 2013
SOLEDAD
Jesús entrando en Jerusalén, San Pedro, Santo Angel, María Magdalena, El Nazareno, El Encuentro, Cristo Crucificado y cierra la procesión la cofradía de la Virgen de los Dolores.
lunes, 17 de junio de 2013
INTRUDUCCION
Calanda se encuentra en Aragón,
en la parte norte y más allá de la provincia de Teruel.
La famosa historia de este
pequeño pueblo, donde se encuentra el origen de las percusiones empieza dentro
de un libro escrito por José Repolles. En este relato el autor nos explica esta
tradición legendaria nombrada como la teoría de los pastores y los castilletes.
En este libro cuenta que todo
tiene inicio en el año 1127, cuando los Calandinos celebraban la Semana Santa
mientras los árabes se aproximan a ellos sin que se den cuenta.
Un pastor situado en lo alto de
las montañas cerca de Calanda percibió el acercamiento de estos y por tal de
avisar a los calandinos cogió un tambor y empezó a repicar sobre el para avisar
a toda la población de la llegada de los árabes. Otro pastor oyó el ruido del
tambor, y este también se unió. Así seguidamente hasta que todos se enteraron
de lo sucedido. Entonces se refugiaron rápidamente para evitar la evasión. Su objetivo se cumplió
y los árabes al llegar a la población se llevaron la sorpresa de no poder llevarse
ningún botín.
Aquí termina la leyenda. Por
este hecho todos los viernes de Semana Santa los calandinos se reunían para
celebrar lo sucedido en el año 1127. Para celebrarlo lo hacían tocando el
tambor, que estaban hechos de pieles de cabra u otros animales. Pero toda esta percusión
finalizó con la llegada de Pedro Merlo en el año 1550. Donde fue prohibida ya que no la encontraba propia
de una celebración decente de Semana Santa, sino que él la interpretaba como un
insulto o falta de respeto hacia la religión.
No se volvió a oír los ruidos de
los tambores pasados 90 años después, el 30 de marzo. Gracias a que toda la población
salió de procesión hasta la ermita del
Humilladero, situada en lo alto de la montaña donde reposaba la figura de la
Virgen del Pilar. A este movimiento se le ha de sumar la intervención de los
soldados y el acompañamiento que este hecho supone ya que era una etapa de
Guerra, por lo tanto esta marcha se hizo aun más conmemorativa.
Todo este proceso y esta
historia provoco que los calandinos cogieran el tambor en semana santa como una
costumbre para conmemorar ese día, recordándolo como un símbolo para el pueblo.
EL SENTIMIENTO DE UNA TRADICIÓN
¿Que nos transmite esta celebración
que se espera ansiosamente durante un año? ¿ Que es lo que nos da fuerzas para
salir a tocar el tambor o el bombo, ponernos nuestra túnica y tocar hasta que
las muñecas nos sangren? ¿Que nos impulsar a aguantar hora bajo la lluvia
intensa o un sol abrasador?
No hay una respuesta concreta a
todas estas preguntas, solo hay un sentimiento que se creo desde 1127 en un pequeño
pueblo de Aragón por tal de salvar las vidas de toda una población. Todo
gracias a un simple tambor.
Estas emociones son las que nos
dan fuerza para aguantar 36 horas frenéticas durante toda la semana santa. Las
que nos ayudan a aguantar hasta el día final, la rompida de la hora, donde
todos juntamos el pasado, el presente y el futuro de una pagina más en la
historia del libro que empezó José Merlo
.
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