lunes, 17 de junio de 2013


INTRUDUCCION
Calanda se encuentra en Aragón, en la parte norte y más allá de la provincia de Teruel.
La famosa historia de este pequeño pueblo, donde se encuentra el origen de las percusiones empieza dentro de un libro escrito por José Repolles. En este relato el autor nos explica esta tradición legendaria nombrada como la teoría de los pastores y los castilletes.
En este libro cuenta que todo tiene inicio en el año 1127, cuando los Calandinos celebraban la Semana Santa mientras los árabes se aproximan a ellos sin que se den cuenta.
Un pastor situado en lo alto de las montañas cerca de Calanda percibió el acercamiento de estos y por tal de avisar a los calandinos cogió un tambor y empezó a repicar sobre el para avisar a toda la población de la llegada de los árabes. Otro pastor oyó el ruido del tambor, y este también se unió. Así seguidamente hasta que todos se enteraron de lo sucedido. Entonces se refugiaron rápidamente  para evitar la evasión. Su objetivo se cumplió y los árabes al llegar a la población se llevaron la sorpresa de no poder llevarse ningún botín.
Aquí termina la leyenda. Por este hecho todos los viernes de Semana Santa los calandinos se reunían para celebrar lo sucedido en el año 1127. Para celebrarlo lo hacían tocando el tambor, que estaban hechos de pieles de cabra u otros animales. Pero toda esta percusión finalizó con la llegada de Pedro Merlo en el año 1550. Donde  fue prohibida ya que no la encontraba propia de una celebración decente de Semana Santa, sino que él la interpretaba como un insulto o falta de respeto hacia la religión.
No se volvió a oír los ruidos de los tambores pasados 90 años después, el 30 de marzo. Gracias a que toda la población salió de procesión hasta la ermita  del Humilladero, situada en lo alto de la montaña donde reposaba la figura de la Virgen del Pilar. A este movimiento se le ha de sumar la intervención de los soldados y el acompañamiento que este hecho supone ya que era una etapa de Guerra, por lo tanto esta marcha se hizo aun más conmemorativa.
Todo este proceso y esta historia provoco que los calandinos cogieran el tambor en semana santa como una costumbre para conmemorar ese día, recordándolo como un símbolo para el pueblo.






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